Popurrí Litoraleño..
Esteban Laureano Maradona: El “Doctorcito Dios” de la selva formoseña
(1895 - 1995)
El recuerdo de la vida ejemplar del doctor Maradona se funde con el homenaje a todos los médicos rurales argentinos, cuyas historias anónimas nos esconden sus nombres y sus desvelos: el 4 de julio, día de su nacimiento ha sido declarado por ley Día Nacional del Médico Rural.
Autora: Matilde Sellanes
La historia…
Parecía una parada más. Pero la modorra del convoy se sacudió por los gritos y las manos que se levantaban con más angustia que aires de bienvenida, y clamando sin mucha esperanza por un milagro en aquel paraje olvidado…un médico. Un hombre delgado, de apenas 1, 53 m, se alisó los cabellos oscuros y lacios y con voz amable y firme bajó de inmediato a ofrecerse como tal. Tiempo después, el mismo recordaría su encuentro con su Formosa de monte e indios donde pasaría los siguientes 50 años de su vida con estas palabras y esta sencillez: “Había que tomar una decisión y la tomé. El tren que me llevaba a Tucumán, donde vivía mi hermano, estaba a punto de arrancar Yo estaba en el andén del Paraje Guaycurri (que con los años sería Estanislao del Campo) cuando vi muchas manos que se alzaban suplicantes y voces ininteligibles que me llamaban en idiomas diferentes. Entonces me subí a un sulky tirado por una mujer cincuentona muy preocupada y me dejé internar en la maleza. Poco después, como dijeron por allá, le había “salvado” la vida a una indiecita que después se me presentó como Mercedes Almirón y que hoy vive en Tucumán rodeada de sus nietos y sus bisnietos. Un parto distócico había estado a punto de terminar con ella y con el bebé. Fue entonces cuando decidí perder mi pasaje en el tren, que aún me aguardaba, y no volver nunca a las comodidades de mi consultorio en Buenos Aires. La bienvenida me la dieron indios, criollos y algún que otro inmigrante, todos enfermos, barbudos, harapientos. Yo mismo me di la bienvenida a ese mundo nuevo, aún a riesgo de mi salud y mi vida.”
Sin otro adorno que su simple sencillez narró siempre aquel instante que no sólo cambió su vida sino que mejoró para siempre la de miles de habitantes de las selvas de Formosa y Chaco, y que alcanzó a indios tobas, matacos, mocovíes y pilagás, a criollos y a inmigrant es. No fue poco: logró erradicar de ese olvidado rincón del país los flagelos de la lepra, el mal de Chagas, la tuberculosis, el cólera, el paludismo y hasta la sífilis, que él entendía como el mal aportado por la civilización, a la que por eso llamaba “sifilización”. Para lograr sus objetivos, juntó lo que podía y como podía de la ciencia médica traída de la Universidad de Buenos Aires, sus propios y extensos estudios como naturalista, su ingenio y su creatividad y trabajó con métodos y remedios caseros, escribiendo su propia versión del sanitarismo cuando enseñó a sus queridos indios a fabricar ladrillos, a edificar sus casas y a cuidar de su salud.
Inevitablemente alguien lo llamó un día cuando su historia trascendió el monte “el Albert Schweitzer de los tobas y matacos”, y su comentario al respecto ayuda a conocerlo sin necesidad de comparaciones ociosas: “Nunca pude entender quién inventó esas macanas de que yo era como Ghandi o de que era el Albert Schweitzer d e la Argentina —comentaba—, eso no me causa gracia porque yo odio el exhibicionismo en cualquiera de sus manifestaciones. Yo soy sólo un médico de monte, que es menos aún que un médico de barrio”. “Schweitzer sí era un hombre ilustre, él sabía música; era un eximio organista, más allá de su gigantesca obra en África. Y cómo pueden compararme con Ghandi, justamente con él, que con la no violencia salvó a todo el pueblo. Y a mí, sólo por haber cumplido con mi deber, me quieren hacer fama, justamente a mí, que siempre me creí el más inútil de los 14 hermanos. Cómo voy a ser un hombre ilustre si de chico fui retraído, taciturno; fui mal alumno, desordenado, rebelde, solitario y de carácter fuerte. Era medio desobediente y a veces prefería quedarme pintando abajo de un ombú antes que leer libros”.
A los 90 años, cuando los dolores de un cuerpo ya entumecido le hicieron partir a su pesar, se despidió sencillamente de “su gente” y se tomó un ómnibus para Santa Fe. Las c rónicas nos dicen que las autoridades lo detectaron y le consiguieron una ambulancia para que completara el viaje. Llegó tan mal que fue necesario internarlo por un mes, y pidió expresamente a su familia que siempre fuera en un hospital público. Casi 9 años después, pisando el siglo de vida, con la lucidez que lo acompañó siempre resumió su vida en un párrafo cuya sencillez y grandeza estremecen: “Así viví muy sobriamente cincuenta y tres años en la selva, hasta que el cuerpo me dijo basta. Un día me sentí morir y me empecé a despedir de los indios, con una mezcla de orgullo y felicidad, porque ya se vestían, se ponían zapatos, eran instruidos. Creo que no hice ninguna otra cosa más que cumplir con mi deber”. Dos lecciones y a cual más grande: una vida de entrega y trabajo y una humildad igualmente épica.
La biografía formal
Maradona nació en Esperanza (Santa Fe) el 4 de julio de 1895, uno de los 14 hijos de Waldino Maradona y Petrona de la Encarnación Villalba, una familia enraizada ya en estas tierras. Descendía, por parte de su padre, de una familia gallega (los Fernández Maradona) llegada desde Chile en la época colonial a poco de fundarse San Juan donde finalmente se radicaron y dieron figuras de talla histórica. Del lado materno en cambio la ascendencia era criolla (de Santiago y Buenos Aires), y su infancia transcurrió en gran parte en su estancia de Los Aromos en las barrancas santafecinas del río Coronda. Ya adolescente, la familia se trasladó a Buenos Aires, donde se recibió dos décadas después de médico (1928).
Se instaló unos meses en la Capital Federal y luego en Resistencia, Chaco. Y allí estaba en 1930, cuando la revolución de Uriburu depuso al presidente Hip ólito Yrigoyen. Si bien nunca había sido yrigoyenista sino acaso lo contrario, asumió como ciudadano defender la democracia y el gobierno constitucional pronunciando entonces fogosas conferencias en las plazas públicas, que le valieron inmediatas persecuciones. En el entusiasmo de la juventud acaso esa experiencia lo marcara, porque nunca luego llegó a practicarla seriamente y definitivamente se apartó de ella. “Pese a que llegué a ser candidato a diputado por el Partido Unitario —recordaba a propósito del tema—, la política nunca ocupó el centro de mi vida; los políticos, en su mayoría, siempre dicen una cosa y hacen otra, muchas veces desvirtúan la democracia para hacer demagogia en nombre de ella”. [4]
Perseguido por el régimen que derrocara a Yrigoyen, partió para Paraguay donde comenzaba entonces la Guerra del Chaco Boreal, con apenas una valija de ropa, un revólver 38 y su diploma de médico como todo equipaje. Ya llegado, ofreció sus servicios a un comisario de Asunción, pero pidió que no lo sometieran a ninguna bandera porque su único fin era el “humano y cristiano de restañar las heridas de los pobres soldados que caen en el campo de batalla por desinteligencias de los que gobiernan”. Tan nobles palabras le valieron la cárcel por unos días: no le creyeron y lo tomaron por un espía argentino. Poco después ya liberado, lo tomaron como camillero en el Hospital Naval, donde pronto llegó a en tres años llegó a ser director, atendiendo en esa etapa a cientos de soldados de ambos bandos. Fue para ese entonces que conoció a la que sería el único amor de su vida: Aurora Ebaly, una jovencita de 20 años descendiente de irlandeses y sobrina del presidente paraguayo. Ya comprometidos, el romance estaba llamado a ser fugaz: el 31 de diciembre de 1934 Aurora murió con el año víctima de la fiebre tifoidea. Pero fue largo el recuerdo que Maradona encendió en su memoria, pues no se casó nunca y nunca volvió a noviar.
Acaso el dolor del duel o fue uno de los motivos que lo alejaron de Paraguay no bien terminó la guerra. Tras donar los sueldos que ganó a soldados paraguayos y a la Cruz Roja, escapó, de los honores y agasajos que le realizaron. No pocos dijeron que este médico tuvo mucho que ver con el fin de la guerra, pero él mismo se encargó de minimizar las versiones: “Pese a lo que algunos dijeron, yo no fui quien directamente hizo firmar la paz entre ambos países. Solamente colaboré para que se juntaran las comisiones que habían viajado desde Europa con los delegados de Bolivia y Paraguay”.
Volvió entonces a Argentina. Había proyectado las etapas de su viaje: regresaría a su país en barco, hasta Formosa, y allí tomaría el tren que pasaba por Salta, Jujuy y Tucumán; en esta ciudad visitaría a un hermano, que era intendente; después llegaría a Buenos Aires, donde vivía su madre. Fue en ese tren donde le salió al encuentro su destino definitivo en el monte formoseño. El próximo pasaba a los tres o cuatro días, y en ese intervalo la gente del lugar y de los campos vecinos acudió a hacerse asistir, y todos le pidieron insistentemente que se quedara, ya que no había ningún médico en muchas leguas a la redonda. Y también fue entonces cuando simplemente y según sus palabras “Había que tomar una decisión y la tomé… quedarme donde me necesitaban. Y me quedé 53 años de mi vida.”
Y se estableció en Estanislao del Campo, entonces el Paraje Guaycurri, un villorrio formoseño sin agua corriente, gas, luz o teléfono. Y a poco de vivir allí, vio aparecer a los aborígenes de las cercanías, tobas y pilagás. Llegaban de cuando en cuando, como espectros en fuga, miserables, desnutridos y enfermos a los comercios y viviendas de los límites del poblado, ofreciendo canjear plumas de avestruces, arcos, flechas y otras artesanías por alguna ropa o alimento que necesitaban. El corazón de Maradona se conmovió y latió con ellos, con su dolor y su desamparo, y se transformó en un compromiso asu mido como obligación moral de hacer algo por ellos, desde entonces y durante toda su vida. E hizo muchísimo: no es fácil resumirlo, el lector habrá de llenar los espacios cotidianos que mediaron en medio siglo… Primero acercarse, ganar su confianza demasiado herida, atenderlos, curarlos, oírlos y aprender sus lenguas y costumbres hasta ser aceptado en las tribus.
Y en el monte y las tolderías se escribió el capítulo más admirable de este hombre de extraordinaria riqueza y fuerza espiritual volcada en amor a su prójimo más necesitado. Su labor no se circunscribió solamente a la asistencia sanitaria: convivió con ellos, se interiorizó de las múltiples necesidades que padecían y trató de ayudarlos también en todos los aspectos que pudo: económicos, culturales, humanos y sociales. Realizó gestiones ante el Gobierno del Territorio Nacional de Formosa y obtuvo que se les adjudicara una fracción de tierras fiscales. Allí, reuniendo a cerca de cuatrocientos naturales, fundó con éstos una Colonia Aborigen, a la que bautizó “Juan Bautista Alberdi”, en homenaje al autor de “Las Bases . . .”, colonia que fue oficializada en 1948. Les enseñó algunas faenas agrícolas, especialmente a cultivar el algodón, a cocer ladrillos y a construir sencillos edificios. A la vez, los atendía sanitariamente, todo, por supuesto, de manera gratuita y benéfica, hasta el extremo de invertir su propio dinero para comprarles arados y semillas. Cuando edificaron la Escuela, enseñó como maestro durante tres años, hasta que llegó un docente nombrado por el gobierno.
Era además un apasionado de las ciencias naturales. Inspirado por la riqueza natural del monte formoseño, escribió una veintena de libros, la mayoría inéditos, sobre etnografía, lingüística, mitología indígena, dendrología, zoología, botánica, leprología, historia, sociología y topografía. Varias veces le ofrecieron puestos; nunca prestó conformidad. En 1981 un jurado compuesto por representantes de organismos oficiales, de entidades médicas y de laboratorios medicinales, lo distinguió con el premio al “Médico Rural Iberoamericano”, que se adjudicaba acompañado de importante suma de dinero. Rechazó a ésta de plano, y en el mismo acto de la entrega, logró que con ese fondo se instituyeran becas para estudiantes que aspiraban a ser médicos rurales. Cuando ya era anciano, el gobierno quiso destinarle una pensión vitalicia; tampoco aceptó. Su norma inquebrantable de conducta rezaba “todo para los demás, nada para mí”.
Fue postulado tres veces para el Premio Nobel y recibió decenas de premios nacionales e internacionales, entre los que se cuenta el Premio Estrella de la Medicina para la Paz, que le entregó la ONU en 1987. Sin embargo, no le importaban los honores. Había escrito su historia en el silencio, y la fama lo asaltó tiñendo su figura de ribetes legendarios y valores espirituales alejados de las sociedades de este tiempo, que paradójicamente lo admiraron por ello. Esa notoriedad le fue tan ajena como los homenajes o las retribuciones dinerarias: simplemente no alteraba su vida ni la aceptaba como algo merecido o que valiera la pena. En una carta dirigida a Eduardo Bernardi, al referirse a los premios, escribió: “Es todo humo que se disipa en el espacio”. Sus frases, siempre amables y sin altisonancias, son en sí mismas un legado más para la reflexión cuando ya su figura es una ausencia grande:
“Si algún asomo de mérito me asiste en el desempeño de mi profesión, éste es bien limitado; yo no he hecho más que cumplir con el clásico juramento hipocrático de hacer el bien”.
“Muchas veces se ha dicho que vivir en austeridad, humilde y solidariamente, es renunciar a uno mismo. En realidad ello es realizarse íntegramente como hombre en la dimensión magnífica para la cual fue creado” ….”estoy satisfecho de haber hecho el bien en lo posible a nuestro prójimo, sobre todo al más necesitado y lo continuaré haciendo hasta que Dios diga basta”.
Y mucho bien hizo, y ese bien habría de ser muy necesitado pues Dios tardó en decir basta. Recién cuando ya desbordaba los 91 años a mediados de 1986, enfermó y aceptó ir a vivir en Rosario con la familia. Su sobrino, el doctor José Ignacio Maradona y su esposa Amelia junto a sus diez hijos lo rodearon de afecto los nueve últimos años de su vida. De una lucidez asombrosa, que conservó hasta su muerte, estudiaba con los más chicos medicina e Historia. Su más cercano amigo durante 35 años, Abel Bassanese, cuenta que en el día anterior al de su deceso habían estudiado temas sobre el Virreinato del Río de la Plata. Murió de vejez, sin sufrimientos físicos ni morales -en la santa paz de los buenos y justos- poco después de despuntar la mañana del 14 de enero de 1995, cuando le faltaban apenas unos meses para cumplir los cien años.
Su recuerdo, tal como quizá lo hubiera querido, se funde con el homenaje a todos los médicos rurales argentinos, cuyas historias anónimas nos esconden sus nombres y sus desvelos: el 4 de julio, día de su nacimiento ha sido declarado por ley Día Nacional del Médico Rural.
(1895 - 1995)
El recuerdo de la vida ejemplar del doctor Maradona se funde con el homenaje a todos los médicos rurales argentinos, cuyas historias anónimas nos esconden sus nombres y sus desvelos: el 4 de julio, día de su nacimiento ha sido declarado por ley Día Nacional del Médico Rural.
Autora: Matilde Sellanes
La historia…
Parecía una parada más. Pero la modorra del convoy se sacudió por los gritos y las manos que se levantaban con más angustia que aires de bienvenida, y clamando sin mucha esperanza por un milagro en aquel paraje olvidado…un médico. Un hombre delgado, de apenas 1, 53 m, se alisó los cabellos oscuros y lacios y con voz amable y firme bajó de inmediato a ofrecerse como tal. Tiempo después, el mismo recordaría su encuentro con su Formosa de monte e indios donde pasaría los siguientes 50 años de su vida con estas palabras y esta sencillez: “Había que tomar una decisión y la tomé. El tren que me llevaba a Tucumán, donde vivía mi hermano, estaba a punto de arrancar Yo estaba en el andén del Paraje Guaycurri (que con los años sería Estanislao del Campo) cuando vi muchas manos que se alzaban suplicantes y voces ininteligibles que me llamaban en idiomas diferentes. Entonces me subí a un sulky tirado por una mujer cincuentona muy preocupada y me dejé internar en la maleza. Poco después, como dijeron por allá, le había “salvado” la vida a una indiecita que después se me presentó como Mercedes Almirón y que hoy vive en Tucumán rodeada de sus nietos y sus bisnietos. Un parto distócico había estado a punto de terminar con ella y con el bebé. Fue entonces cuando decidí perder mi pasaje en el tren, que aún me aguardaba, y no volver nunca a las comodidades de mi consultorio en Buenos Aires. La bienvenida me la dieron indios, criollos y algún que otro inmigrante, todos enfermos, barbudos, harapientos. Yo mismo me di la bienvenida a ese mundo nuevo, aún a riesgo de mi salud y mi vida.”
Sin otro adorno que su simple sencillez narró siempre aquel instante que no sólo cambió su vida sino que mejoró para siempre la de miles de habitantes de las selvas de Formosa y Chaco, y que alcanzó a indios tobas, matacos, mocovíes y pilagás, a criollos y a inmigrant es. No fue poco: logró erradicar de ese olvidado rincón del país los flagelos de la lepra, el mal de Chagas, la tuberculosis, el cólera, el paludismo y hasta la sífilis, que él entendía como el mal aportado por la civilización, a la que por eso llamaba “sifilización”. Para lograr sus objetivos, juntó lo que podía y como podía de la ciencia médica traída de la Universidad de Buenos Aires, sus propios y extensos estudios como naturalista, su ingenio y su creatividad y trabajó con métodos y remedios caseros, escribiendo su propia versión del sanitarismo cuando enseñó a sus queridos indios a fabricar ladrillos, a edificar sus casas y a cuidar de su salud.
Inevitablemente alguien lo llamó un día cuando su historia trascendió el monte “el Albert Schweitzer de los tobas y matacos”, y su comentario al respecto ayuda a conocerlo sin necesidad de comparaciones ociosas: “Nunca pude entender quién inventó esas macanas de que yo era como Ghandi o de que era el Albert Schweitzer d e la Argentina —comentaba—, eso no me causa gracia porque yo odio el exhibicionismo en cualquiera de sus manifestaciones. Yo soy sólo un médico de monte, que es menos aún que un médico de barrio”. “Schweitzer sí era un hombre ilustre, él sabía música; era un eximio organista, más allá de su gigantesca obra en África. Y cómo pueden compararme con Ghandi, justamente con él, que con la no violencia salvó a todo el pueblo. Y a mí, sólo por haber cumplido con mi deber, me quieren hacer fama, justamente a mí, que siempre me creí el más inútil de los 14 hermanos. Cómo voy a ser un hombre ilustre si de chico fui retraído, taciturno; fui mal alumno, desordenado, rebelde, solitario y de carácter fuerte. Era medio desobediente y a veces prefería quedarme pintando abajo de un ombú antes que leer libros”.
A los 90 años, cuando los dolores de un cuerpo ya entumecido le hicieron partir a su pesar, se despidió sencillamente de “su gente” y se tomó un ómnibus para Santa Fe. Las c rónicas nos dicen que las autoridades lo detectaron y le consiguieron una ambulancia para que completara el viaje. Llegó tan mal que fue necesario internarlo por un mes, y pidió expresamente a su familia que siempre fuera en un hospital público. Casi 9 años después, pisando el siglo de vida, con la lucidez que lo acompañó siempre resumió su vida en un párrafo cuya sencillez y grandeza estremecen: “Así viví muy sobriamente cincuenta y tres años en la selva, hasta que el cuerpo me dijo basta. Un día me sentí morir y me empecé a despedir de los indios, con una mezcla de orgullo y felicidad, porque ya se vestían, se ponían zapatos, eran instruidos. Creo que no hice ninguna otra cosa más que cumplir con mi deber”. Dos lecciones y a cual más grande: una vida de entrega y trabajo y una humildad igualmente épica.
La biografía formal
Maradona nació en Esperanza (Santa Fe) el 4 de julio de 1895, uno de los 14 hijos de Waldino Maradona y Petrona de la Encarnación Villalba, una familia enraizada ya en estas tierras. Descendía, por parte de su padre, de una familia gallega (los Fernández Maradona) llegada desde Chile en la época colonial a poco de fundarse San Juan donde finalmente se radicaron y dieron figuras de talla histórica. Del lado materno en cambio la ascendencia era criolla (de Santiago y Buenos Aires), y su infancia transcurrió en gran parte en su estancia de Los Aromos en las barrancas santafecinas del río Coronda. Ya adolescente, la familia se trasladó a Buenos Aires, donde se recibió dos décadas después de médico (1928).
Se instaló unos meses en la Capital Federal y luego en Resistencia, Chaco. Y allí estaba en 1930, cuando la revolución de Uriburu depuso al presidente Hip ólito Yrigoyen. Si bien nunca había sido yrigoyenista sino acaso lo contrario, asumió como ciudadano defender la democracia y el gobierno constitucional pronunciando entonces fogosas conferencias en las plazas públicas, que le valieron inmediatas persecuciones. En el entusiasmo de la juventud acaso esa experiencia lo marcara, porque nunca luego llegó a practicarla seriamente y definitivamente se apartó de ella. “Pese a que llegué a ser candidato a diputado por el Partido Unitario —recordaba a propósito del tema—, la política nunca ocupó el centro de mi vida; los políticos, en su mayoría, siempre dicen una cosa y hacen otra, muchas veces desvirtúan la democracia para hacer demagogia en nombre de ella”. [4]
Perseguido por el régimen que derrocara a Yrigoyen, partió para Paraguay donde comenzaba entonces la Guerra del Chaco Boreal, con apenas una valija de ropa, un revólver 38 y su diploma de médico como todo equipaje. Ya llegado, ofreció sus servicios a un comisario de Asunción, pero pidió que no lo sometieran a ninguna bandera porque su único fin era el “humano y cristiano de restañar las heridas de los pobres soldados que caen en el campo de batalla por desinteligencias de los que gobiernan”. Tan nobles palabras le valieron la cárcel por unos días: no le creyeron y lo tomaron por un espía argentino. Poco después ya liberado, lo tomaron como camillero en el Hospital Naval, donde pronto llegó a en tres años llegó a ser director, atendiendo en esa etapa a cientos de soldados de ambos bandos. Fue para ese entonces que conoció a la que sería el único amor de su vida: Aurora Ebaly, una jovencita de 20 años descendiente de irlandeses y sobrina del presidente paraguayo. Ya comprometidos, el romance estaba llamado a ser fugaz: el 31 de diciembre de 1934 Aurora murió con el año víctima de la fiebre tifoidea. Pero fue largo el recuerdo que Maradona encendió en su memoria, pues no se casó nunca y nunca volvió a noviar.
Acaso el dolor del duel o fue uno de los motivos que lo alejaron de Paraguay no bien terminó la guerra. Tras donar los sueldos que ganó a soldados paraguayos y a la Cruz Roja, escapó, de los honores y agasajos que le realizaron. No pocos dijeron que este médico tuvo mucho que ver con el fin de la guerra, pero él mismo se encargó de minimizar las versiones: “Pese a lo que algunos dijeron, yo no fui quien directamente hizo firmar la paz entre ambos países. Solamente colaboré para que se juntaran las comisiones que habían viajado desde Europa con los delegados de Bolivia y Paraguay”.
Volvió entonces a Argentina. Había proyectado las etapas de su viaje: regresaría a su país en barco, hasta Formosa, y allí tomaría el tren que pasaba por Salta, Jujuy y Tucumán; en esta ciudad visitaría a un hermano, que era intendente; después llegaría a Buenos Aires, donde vivía su madre. Fue en ese tren donde le salió al encuentro su destino definitivo en el monte formoseño. El próximo pasaba a los tres o cuatro días, y en ese intervalo la gente del lugar y de los campos vecinos acudió a hacerse asistir, y todos le pidieron insistentemente que se quedara, ya que no había ningún médico en muchas leguas a la redonda. Y también fue entonces cuando simplemente y según sus palabras “Había que tomar una decisión y la tomé… quedarme donde me necesitaban. Y me quedé 53 años de mi vida.”
Y se estableció en Estanislao del Campo, entonces el Paraje Guaycurri, un villorrio formoseño sin agua corriente, gas, luz o teléfono. Y a poco de vivir allí, vio aparecer a los aborígenes de las cercanías, tobas y pilagás. Llegaban de cuando en cuando, como espectros en fuga, miserables, desnutridos y enfermos a los comercios y viviendas de los límites del poblado, ofreciendo canjear plumas de avestruces, arcos, flechas y otras artesanías por alguna ropa o alimento que necesitaban. El corazón de Maradona se conmovió y latió con ellos, con su dolor y su desamparo, y se transformó en un compromiso asu mido como obligación moral de hacer algo por ellos, desde entonces y durante toda su vida. E hizo muchísimo: no es fácil resumirlo, el lector habrá de llenar los espacios cotidianos que mediaron en medio siglo… Primero acercarse, ganar su confianza demasiado herida, atenderlos, curarlos, oírlos y aprender sus lenguas y costumbres hasta ser aceptado en las tribus.
Y en el monte y las tolderías se escribió el capítulo más admirable de este hombre de extraordinaria riqueza y fuerza espiritual volcada en amor a su prójimo más necesitado. Su labor no se circunscribió solamente a la asistencia sanitaria: convivió con ellos, se interiorizó de las múltiples necesidades que padecían y trató de ayudarlos también en todos los aspectos que pudo: económicos, culturales, humanos y sociales. Realizó gestiones ante el Gobierno del Territorio Nacional de Formosa y obtuvo que se les adjudicara una fracción de tierras fiscales. Allí, reuniendo a cerca de cuatrocientos naturales, fundó con éstos una Colonia Aborigen, a la que bautizó “Juan Bautista Alberdi”, en homenaje al autor de “Las Bases . . .”, colonia que fue oficializada en 1948. Les enseñó algunas faenas agrícolas, especialmente a cultivar el algodón, a cocer ladrillos y a construir sencillos edificios. A la vez, los atendía sanitariamente, todo, por supuesto, de manera gratuita y benéfica, hasta el extremo de invertir su propio dinero para comprarles arados y semillas. Cuando edificaron la Escuela, enseñó como maestro durante tres años, hasta que llegó un docente nombrado por el gobierno.
Era además un apasionado de las ciencias naturales. Inspirado por la riqueza natural del monte formoseño, escribió una veintena de libros, la mayoría inéditos, sobre etnografía, lingüística, mitología indígena, dendrología, zoología, botánica, leprología, historia, sociología y topografía. Varias veces le ofrecieron puestos; nunca prestó conformidad. En 1981 un jurado compuesto por representantes de organismos oficiales, de entidades médicas y de laboratorios medicinales, lo distinguió con el premio al “Médico Rural Iberoamericano”, que se adjudicaba acompañado de importante suma de dinero. Rechazó a ésta de plano, y en el mismo acto de la entrega, logró que con ese fondo se instituyeran becas para estudiantes que aspiraban a ser médicos rurales. Cuando ya era anciano, el gobierno quiso destinarle una pensión vitalicia; tampoco aceptó. Su norma inquebrantable de conducta rezaba “todo para los demás, nada para mí”.
Fue postulado tres veces para el Premio Nobel y recibió decenas de premios nacionales e internacionales, entre los que se cuenta el Premio Estrella de la Medicina para la Paz, que le entregó la ONU en 1987. Sin embargo, no le importaban los honores. Había escrito su historia en el silencio, y la fama lo asaltó tiñendo su figura de ribetes legendarios y valores espirituales alejados de las sociedades de este tiempo, que paradójicamente lo admiraron por ello. Esa notoriedad le fue tan ajena como los homenajes o las retribuciones dinerarias: simplemente no alteraba su vida ni la aceptaba como algo merecido o que valiera la pena. En una carta dirigida a Eduardo Bernardi, al referirse a los premios, escribió: “Es todo humo que se disipa en el espacio”. Sus frases, siempre amables y sin altisonancias, son en sí mismas un legado más para la reflexión cuando ya su figura es una ausencia grande:
“Si algún asomo de mérito me asiste en el desempeño de mi profesión, éste es bien limitado; yo no he hecho más que cumplir con el clásico juramento hipocrático de hacer el bien”.
“Muchas veces se ha dicho que vivir en austeridad, humilde y solidariamente, es renunciar a uno mismo. En realidad ello es realizarse íntegramente como hombre en la dimensión magnífica para la cual fue creado” ….”estoy satisfecho de haber hecho el bien en lo posible a nuestro prójimo, sobre todo al más necesitado y lo continuaré haciendo hasta que Dios diga basta”.
Y mucho bien hizo, y ese bien habría de ser muy necesitado pues Dios tardó en decir basta. Recién cuando ya desbordaba los 91 años a mediados de 1986, enfermó y aceptó ir a vivir en Rosario con la familia. Su sobrino, el doctor José Ignacio Maradona y su esposa Amelia junto a sus diez hijos lo rodearon de afecto los nueve últimos años de su vida. De una lucidez asombrosa, que conservó hasta su muerte, estudiaba con los más chicos medicina e Historia. Su más cercano amigo durante 35 años, Abel Bassanese, cuenta que en el día anterior al de su deceso habían estudiado temas sobre el Virreinato del Río de la Plata. Murió de vejez, sin sufrimientos físicos ni morales -en la santa paz de los buenos y justos- poco después de despuntar la mañana del 14 de enero de 1995, cuando le faltaban apenas unos meses para cumplir los cien años.
Su recuerdo, tal como quizá lo hubiera querido, se funde con el homenaje a todos los médicos rurales argentinos, cuyas historias anónimas nos esconden sus nombres y sus desvelos: el 4 de julio, día de su nacimiento ha sido declarado por ley Día Nacional del Médico Rural.
Juegos...
La Taba
La taba es el hueso astrágalo del vacuno y lleva en la mayoría de los casos un enchapado en sus extremos superior e inferior (culo/ suerte).
Relata Armando Vivante que la taba se colocaba "sobre la palma de la mano abierta, tendido el brazo en leve recogimiento, fija la mirada en un punto convergente, donde, sin duda, van a unirse la intención, la baquía, la vista y el movimiento estético, en cuyo acto la imaginación se cierra en un solo pensamiento: clavar el hueso"
Los primeros antecedentes de la taba datan de 1639 cuando don Gaspar de Salinas, gran caballero de Córdoba, hizo una "escritura de no jugar" en donde "por muchos inconvenientes que le ofrecen de jugar juego, de naipes y dados, truco y taba y otros...."
Es un juego rural, del ramal; es clandestino y jamás fue legalizado.
Se juega entre 2 personas y se prepara un campo de juego que se caracteriza, especialmente, por un terreno blando y un poco húmedo llamado "queso". Este queso se divide en 2 partes, mediante una línea bien marcada. A partir de esa línea cada jugador debe tomar una distancia de aproximadamente 6 metros (en algunos casos es de 7 metros) con tablas a los costados (parecidos a los de la cancha de polo), se enfrentan y cada jugador toma su posición para lanzar la taba hacia el queso y debe pasar la línea hacia el lado contrario. Si no sobrepasa la línea, repite el tiro.
La Taba puede caer en diferentes posiciones:
El juego se realiza en lugares de tierra, es por eso que el "queso" es preparado con mucha humedad y es blando.
Sistema de apuestas: el canchero será el que recibirá las apuestas... pueden apostar los jugadores al tiro, y los espectadores a cada contrincante. El sistema es así: un jugador apuesta una suma de dinero al tiro, si sale suerte o pinini, gana; si en cambio la taba cae de "culo", pierde automáticamente; pero si cae de costado, le toca el tiro al adversario... lógicamente se tira hasta que uno gana y se pueden ir subiendo las apuestas a cada tiro. Los jugadores, al igual que en cualquier juego, compiten en categorías. Por lo general se muestra la categoría en la forma de tirar el hueso: los expertos suelen "clavar" la taba, en cambio los no tan duchos, la lanzan y la taba da unos cuantos tumbos antes de frenarse.
La taba es el hueso astrágalo del vacuno y lleva en la mayoría de los casos un enchapado en sus extremos superior e inferior (culo/ suerte).
Relata Armando Vivante que la taba se colocaba "sobre la palma de la mano abierta, tendido el brazo en leve recogimiento, fija la mirada en un punto convergente, donde, sin duda, van a unirse la intención, la baquía, la vista y el movimiento estético, en cuyo acto la imaginación se cierra en un solo pensamiento: clavar el hueso"
Los primeros antecedentes de la taba datan de 1639 cuando don Gaspar de Salinas, gran caballero de Córdoba, hizo una "escritura de no jugar" en donde "por muchos inconvenientes que le ofrecen de jugar juego, de naipes y dados, truco y taba y otros...."
Es un juego rural, del ramal; es clandestino y jamás fue legalizado.
Se juega entre 2 personas y se prepara un campo de juego que se caracteriza, especialmente, por un terreno blando y un poco húmedo llamado "queso". Este queso se divide en 2 partes, mediante una línea bien marcada. A partir de esa línea cada jugador debe tomar una distancia de aproximadamente 6 metros (en algunos casos es de 7 metros) con tablas a los costados (parecidos a los de la cancha de polo), se enfrentan y cada jugador toma su posición para lanzar la taba hacia el queso y debe pasar la línea hacia el lado contrario. Si no sobrepasa la línea, repite el tiro.
La Taba puede caer en diferentes posiciones:
- Con la parte lisa hacia arriba: SUERTE. Es ganadora
- Con la parte hueca hacia arriba: CULO. Es perdedora
- En forma vertical, llamada PININO (algunos le llaman "pinini"), que es siempre ganadora y se puede pagar doble o triple, pero únicamente cuando ambos jugadores se ponen de acuerdo en jugar con esta posición
El juego se realiza en lugares de tierra, es por eso que el "queso" es preparado con mucha humedad y es blando.
Sistema de apuestas: el canchero será el que recibirá las apuestas... pueden apostar los jugadores al tiro, y los espectadores a cada contrincante. El sistema es así: un jugador apuesta una suma de dinero al tiro, si sale suerte o pinini, gana; si en cambio la taba cae de "culo", pierde automáticamente; pero si cae de costado, le toca el tiro al adversario... lógicamente se tira hasta que uno gana y se pueden ir subiendo las apuestas a cada tiro. Los jugadores, al igual que en cualquier juego, compiten en categorías. Por lo general se muestra la categoría en la forma de tirar el hueso: los expertos suelen "clavar" la taba, en cambio los no tan duchos, la lanzan y la taba da unos cuantos tumbos antes de frenarse.
Riña de gallos
Este "deporte" que se oficializó recién en el siglo XVIII, se cree que tuvo su primer antecedente en el país en la provincia de Córdoba y fue Juan José Alvarado quien lo creó en 1757, aunque pocas noticias se tienen de él. En Buenos Aires, hacia el año 1783 se sabe existió un reñidero de gallos creado para evitar las riñas callejeras, muy populares por entonces.
Esta costumbre, de extremada crueldad, enfrenta a dos gallos de peso similar en pelea, muchas veces hasta la muerte. Aunque organismos protectores de animales intentan frenar este deporte, la costumbre prevaleció y es común encontrar en la campiña lugares donde se realiza. Tiene, como todo "deporte", un reglamento:
REGLAMENTO DE COMBATE PARA EL DEPORTE DE LOS GALLOS
De la anotación, pesaje y concertación del combate
1. Los gallos serán anotador por estricto orden de llegada l recinto el club. En el mismo orden serán pesados e igualados, se consignará propietario y color.
El gallo con enfermedad manifiesta, advertida por el encargado del pesaje, no será anotado, máxime si es contagiosa, por ejemplo: tiña.
Las peleas se concertarán en el siguiente orden:
Con igualdad e peso.
Con diferencia de una onza.
Con diferencia de dos onzas.
En caso de gallos tuertos se buscará pareja entre ellos, de no ser posible, igualarán con gallos de dos vistas, con dos onzas de diferencia a favor, sin preferencia en el orden de concertación, ni preferencia en el turno de la pelea.
Gallo anotado, no podrá ser retirado, si este ya está igualado, de lo contrario abonará el 50% del importe de la base.
Los gallos igualados tienen la obligación de confrontarse, la parte que rehuya al combate, abonará a la otra parte el 50% de la base, sin excepción.
En todos los casos, al mandar los gallos igualados, se repesarán los mismos, debiendo mantener su peso. El que pese más de los anotado pagará el 50% de la base, se entiende que según la hora de la repesada los gallos pueden bajar de peso, pero no subir; para el caso e que uno de los gallos pase de peso de tal manera que la diferencia sea mayor de dos onzas, siempre que el otro mantenga su peso, es pelea y tiene la obligación de combatir.
El gallo anotado condicional, deberá manifestar la causa que lo condicione, caso contrario no será anotado y para l caso de ser pesado, no será igualado, salvo la posibilidad cierta que se sorteara la condición.
-Del largador y el juez de la riña
Largador o corredor es la persona encargada de actuar en el proceso de la pelea, única persona que puede dirigirse al juez por las contingencias de la riña y que decide sobre el gallo que corte.
El corredor que no actúe correctamente, podrá ser cambiado por el propietario del gallo, previo consentimiento del juez o por el juez según su criterio.
El juez de la riña es la persona designada para arbitrar el desarrollo y desenlace de la pelea, es la autoridad máxima durante el transcurso de la pelea, y está investido con amplias facultades de decisión sobre la pelea.
El fallo del juez, es indiscutible e inapelable. Las personas interesadas sólo podrán recurrir a la Comisión Directiva, pasado el lógico pasionismo del momento.
Es obligación del juez desinfectar minuciosamente los gallos, controlar el horario de la pelea y pedir el depósito o base de al riña, responsabilizándose de la entrega final a quien corresponda.
El juez mandará iniciar el combate, largándose los gallos de frente sin empujar. La riña se iniciará al minuto de la largada si ambos combatientes se embisten y pelean. Si alguno no embiste o si embistiendo rehúsa la pelea antes del minuto, no habrá tabla, pero si hubiera heridas perderá.
Una vez largados los gallos, quedan exclusivamente bajo el control del juez, nadie puede tocarlos sin expresa autorización u orden del juez.
La riña durará 70 (setenta) minutos.
- De la definición del combate
El gallo que durante un minuto no haga pelea, perderá la riña.
E juez será secundado por un cronometrista, el que una vez que el juez abra la cuenta para alguno de los gallos o para ambos caso e la tabla), iniciará de inmediato la cuenta del minuto en voz alta cada cinco minutos.
En la definición de la riña, puede ocurrir entre otras cosas, los siguiente:
Que un gallo sufra la rotura de un pierna o pata, perderá toda la riña, cualquiera sea el tiempo transcurrido a partir de la orden de “Largar los gallos”.
Fractura de ala, en el sector contiguo al tronco, perderá el 50% de la riña, inmediatamente de reconocida por el juez tal situación, cualquiera si a el tiempo transcurrido a partir de la orden “Largar los gallos”.
Que un gallo sea volteado, se desplome echándose o cayéndose por cansancio o heridas, caiga de espaldas o enredado en sus propias patas, se mandará contener al otro gallo a una cuarta de distancia de frente del ojo que ve y se abrirá la cuenta del minuto para perder. Si el gallo caído da pie, se mandará largar al otro gallo sin empujar o rozar para el caso del ciego y si el que dio “pie” hace por la pelea se interrumpe la cuenta, caso contrario que se pare y no haga por la pelea continuará la cuenta para perder. Que un gallo deje de pelar (gallo que no pelea), se le contará el minuto y perderá, salvo que interrumpa el conteo porque dé pico.
Que ambos gallos suspendan toda acción agresiva, se contará para los dos y será tabla al minuto, si alguno hace por la pelea antes del minuto, se interrumpe el conteo para él, prosiguiendo la cuenta para el otro, transcurrido el minuto, perderá el que no interrumpió su cuenta.
Que un gallo mantenga la cabeza bajo el pecho del adversario estando este erguido, aunque ambos no echen pico, se le contará para perder el que no mantiene su posición de combate, es decir está escondido abajo del contrario.
Si ambos se echan al mismo tiempo, se les contará para tabla, si alguno da pie, se lo contendrá y prosigue la cuenta para el echado hasta el minuto para perder.
Si ambos quedan ciegos, será tabla inmediatamente, luego de verificado por el juez.
Cuando un gallo esté picando, aunque este echado, no se le contará para perder, si está echado, una vez que suelte, se mandará contener al otro y contar para perder.
La contención el gallo se hará por el juez, o por su orden exclusiva. Se contendrá el gallo con una mano en el pecho y con la otra sobre el lomo, sin esconderlo.
- Del empleo del pico postizo de arriba.
Habrá dos opciones para poner pico, de dos minutos cada una. Una vez pedida la opción para poner pico, no se puede retractar. Se debe volver a revisar, caso contrario, se pierde la misma. Una vez pedida la opción de pico, el juez correrá un minuto y la otorgara, mandando a contener un gallo y levantar el otro que pidio pico. Gallo que está en cuenta para perder o tabla no se corre pico.
El gallo que inicie la riña con pico postizo, no pierde las dos opciones otorgadas en la pelea.
En caso de otorgársele la postura del pico, es obligación ponerlo, caso contrario en 30 segundos debe decidir si pone pico o no, en este supuesto, se debe largar el gallo inmediatamente. La misma circunstancia es para el caso de pedir pico cuando ya lo tiene puesto, revisa y lo saca, tiene 30 segundos, revisa y lo cambia, se toma los dos minutos y larga inmediatamente.
- Del baño
A los 15 minutos, se ordenará bañar los gallos, lo que se hará por un espacio de 5 minutos. Idem a los 35 minutos.
Cuando algún gallo esté en cuenta para perder o hacer tabla, el tiempo para baño no interrumpe la cuenta.
- Disposiciones complementarias
Transcurridos 69 minutos de la riña, el juez hará saber que no hay cuenta para perder, salvo que algunos de los contenedores rehuya la pelea evidentemente, o sea, pierda por ido, lo que se podrá verificar aún después de los 70 minutos que dura la pelea, en caso que el juez lo considere.
Se podrá curar badeaduras en las patas, por dos oportunidades cada una de un minuto, lo que pedido por las partes el juez ordenará de inmediato, siempre que sean visibles.
En caso de gallo salidor, se ordenará la cuenta de un minuto del gallo que no pelea, una vez transcurrido un minuto, se ordenará contener el gallo que no sale, si el salidor no vuelve a la pelea inmediatamente se lo mandará a perder.
El gallo tuerto es exclusivamente responsabilidad del dueño, para en caso que durante el transcurso de la pelea, se verifique que el gallo tuerto tiene la vista, perderá la riña, en este caso no se pagan als apuestas de afuera, solamente la base.
En caso de rotura de los puones, se suspenderá la riña por unos minutos para cambiarlos por otro similar. Si se da vuelta algunos de los puones o se descalza, solamente se podrá acomodarlos si antes de largar la riña, se hubiere avisado al juez de que se trata de una pata lisa, prolongándose el tiempo de la pelea, en los minutos que se suspendió.
Una vez desinfectados los gallos por el juez, únicamente se utilizará fricción, agua, toallas, etc. que provea el club.
Gallo engrasado la cabeza o el cogote, se le corre para perder. Si tocado o ido sale del brete, el juez ordenará volverlo al ruedo todas las veces que sea necesario. Si alguna contingencia de la riña no está dispuesta o expresa o explícitamente en este reglamento, quedará a exclusivo criterio del juez.-
Este "deporte" que se oficializó recién en el siglo XVIII, se cree que tuvo su primer antecedente en el país en la provincia de Córdoba y fue Juan José Alvarado quien lo creó en 1757, aunque pocas noticias se tienen de él. En Buenos Aires, hacia el año 1783 se sabe existió un reñidero de gallos creado para evitar las riñas callejeras, muy populares por entonces.
Esta costumbre, de extremada crueldad, enfrenta a dos gallos de peso similar en pelea, muchas veces hasta la muerte. Aunque organismos protectores de animales intentan frenar este deporte, la costumbre prevaleció y es común encontrar en la campiña lugares donde se realiza. Tiene, como todo "deporte", un reglamento:
REGLAMENTO DE COMBATE PARA EL DEPORTE DE LOS GALLOS
De la anotación, pesaje y concertación del combate
1. Los gallos serán anotador por estricto orden de llegada l recinto el club. En el mismo orden serán pesados e igualados, se consignará propietario y color.
El gallo con enfermedad manifiesta, advertida por el encargado del pesaje, no será anotado, máxime si es contagiosa, por ejemplo: tiña.
Las peleas se concertarán en el siguiente orden:
Con igualdad e peso.
Con diferencia de una onza.
Con diferencia de dos onzas.
En caso de gallos tuertos se buscará pareja entre ellos, de no ser posible, igualarán con gallos de dos vistas, con dos onzas de diferencia a favor, sin preferencia en el orden de concertación, ni preferencia en el turno de la pelea.
Gallo anotado, no podrá ser retirado, si este ya está igualado, de lo contrario abonará el 50% del importe de la base.
Los gallos igualados tienen la obligación de confrontarse, la parte que rehuya al combate, abonará a la otra parte el 50% de la base, sin excepción.
En todos los casos, al mandar los gallos igualados, se repesarán los mismos, debiendo mantener su peso. El que pese más de los anotado pagará el 50% de la base, se entiende que según la hora de la repesada los gallos pueden bajar de peso, pero no subir; para el caso e que uno de los gallos pase de peso de tal manera que la diferencia sea mayor de dos onzas, siempre que el otro mantenga su peso, es pelea y tiene la obligación de combatir.
El gallo anotado condicional, deberá manifestar la causa que lo condicione, caso contrario no será anotado y para l caso de ser pesado, no será igualado, salvo la posibilidad cierta que se sorteara la condición.
-Del largador y el juez de la riña
Largador o corredor es la persona encargada de actuar en el proceso de la pelea, única persona que puede dirigirse al juez por las contingencias de la riña y que decide sobre el gallo que corte.
El corredor que no actúe correctamente, podrá ser cambiado por el propietario del gallo, previo consentimiento del juez o por el juez según su criterio.
El juez de la riña es la persona designada para arbitrar el desarrollo y desenlace de la pelea, es la autoridad máxima durante el transcurso de la pelea, y está investido con amplias facultades de decisión sobre la pelea.
El fallo del juez, es indiscutible e inapelable. Las personas interesadas sólo podrán recurrir a la Comisión Directiva, pasado el lógico pasionismo del momento.
Es obligación del juez desinfectar minuciosamente los gallos, controlar el horario de la pelea y pedir el depósito o base de al riña, responsabilizándose de la entrega final a quien corresponda.
El juez mandará iniciar el combate, largándose los gallos de frente sin empujar. La riña se iniciará al minuto de la largada si ambos combatientes se embisten y pelean. Si alguno no embiste o si embistiendo rehúsa la pelea antes del minuto, no habrá tabla, pero si hubiera heridas perderá.
Una vez largados los gallos, quedan exclusivamente bajo el control del juez, nadie puede tocarlos sin expresa autorización u orden del juez.
La riña durará 70 (setenta) minutos.
- De la definición del combate
El gallo que durante un minuto no haga pelea, perderá la riña.
E juez será secundado por un cronometrista, el que una vez que el juez abra la cuenta para alguno de los gallos o para ambos caso e la tabla), iniciará de inmediato la cuenta del minuto en voz alta cada cinco minutos.
En la definición de la riña, puede ocurrir entre otras cosas, los siguiente:
Que un gallo sufra la rotura de un pierna o pata, perderá toda la riña, cualquiera sea el tiempo transcurrido a partir de la orden de “Largar los gallos”.
Fractura de ala, en el sector contiguo al tronco, perderá el 50% de la riña, inmediatamente de reconocida por el juez tal situación, cualquiera si a el tiempo transcurrido a partir de la orden “Largar los gallos”.
Que un gallo sea volteado, se desplome echándose o cayéndose por cansancio o heridas, caiga de espaldas o enredado en sus propias patas, se mandará contener al otro gallo a una cuarta de distancia de frente del ojo que ve y se abrirá la cuenta del minuto para perder. Si el gallo caído da pie, se mandará largar al otro gallo sin empujar o rozar para el caso del ciego y si el que dio “pie” hace por la pelea se interrumpe la cuenta, caso contrario que se pare y no haga por la pelea continuará la cuenta para perder. Que un gallo deje de pelar (gallo que no pelea), se le contará el minuto y perderá, salvo que interrumpa el conteo porque dé pico.
Que ambos gallos suspendan toda acción agresiva, se contará para los dos y será tabla al minuto, si alguno hace por la pelea antes del minuto, se interrumpe el conteo para él, prosiguiendo la cuenta para el otro, transcurrido el minuto, perderá el que no interrumpió su cuenta.
Que un gallo mantenga la cabeza bajo el pecho del adversario estando este erguido, aunque ambos no echen pico, se le contará para perder el que no mantiene su posición de combate, es decir está escondido abajo del contrario.
Si ambos se echan al mismo tiempo, se les contará para tabla, si alguno da pie, se lo contendrá y prosigue la cuenta para el echado hasta el minuto para perder.
Si ambos quedan ciegos, será tabla inmediatamente, luego de verificado por el juez.
Cuando un gallo esté picando, aunque este echado, no se le contará para perder, si está echado, una vez que suelte, se mandará contener al otro y contar para perder.
La contención el gallo se hará por el juez, o por su orden exclusiva. Se contendrá el gallo con una mano en el pecho y con la otra sobre el lomo, sin esconderlo.
- Del empleo del pico postizo de arriba.
Habrá dos opciones para poner pico, de dos minutos cada una. Una vez pedida la opción para poner pico, no se puede retractar. Se debe volver a revisar, caso contrario, se pierde la misma. Una vez pedida la opción de pico, el juez correrá un minuto y la otorgara, mandando a contener un gallo y levantar el otro que pidio pico. Gallo que está en cuenta para perder o tabla no se corre pico.
El gallo que inicie la riña con pico postizo, no pierde las dos opciones otorgadas en la pelea.
En caso de otorgársele la postura del pico, es obligación ponerlo, caso contrario en 30 segundos debe decidir si pone pico o no, en este supuesto, se debe largar el gallo inmediatamente. La misma circunstancia es para el caso de pedir pico cuando ya lo tiene puesto, revisa y lo saca, tiene 30 segundos, revisa y lo cambia, se toma los dos minutos y larga inmediatamente.
- Del baño
A los 15 minutos, se ordenará bañar los gallos, lo que se hará por un espacio de 5 minutos. Idem a los 35 minutos.
Cuando algún gallo esté en cuenta para perder o hacer tabla, el tiempo para baño no interrumpe la cuenta.
- Disposiciones complementarias
Transcurridos 69 minutos de la riña, el juez hará saber que no hay cuenta para perder, salvo que algunos de los contenedores rehuya la pelea evidentemente, o sea, pierda por ido, lo que se podrá verificar aún después de los 70 minutos que dura la pelea, en caso que el juez lo considere.
Se podrá curar badeaduras en las patas, por dos oportunidades cada una de un minuto, lo que pedido por las partes el juez ordenará de inmediato, siempre que sean visibles.
En caso de gallo salidor, se ordenará la cuenta de un minuto del gallo que no pelea, una vez transcurrido un minuto, se ordenará contener el gallo que no sale, si el salidor no vuelve a la pelea inmediatamente se lo mandará a perder.
El gallo tuerto es exclusivamente responsabilidad del dueño, para en caso que durante el transcurso de la pelea, se verifique que el gallo tuerto tiene la vista, perderá la riña, en este caso no se pagan als apuestas de afuera, solamente la base.
En caso de rotura de los puones, se suspenderá la riña por unos minutos para cambiarlos por otro similar. Si se da vuelta algunos de los puones o se descalza, solamente se podrá acomodarlos si antes de largar la riña, se hubiere avisado al juez de que se trata de una pata lisa, prolongándose el tiempo de la pelea, en los minutos que se suspendió.
Una vez desinfectados los gallos por el juez, únicamente se utilizará fricción, agua, toallas, etc. que provea el club.
Gallo engrasado la cabeza o el cogote, se le corre para perder. Si tocado o ido sale del brete, el juez ordenará volverlo al ruedo todas las veces que sea necesario. Si alguna contingencia de la riña no está dispuesta o expresa o explícitamente en este reglamento, quedará a exclusivo criterio del juez.-
La corrida de sortija
Es uno de los juegos más tradicionales del campo argentino, que aún mantiene su vigencia. Colocado un arco del que cuelga unasortija en cuyo centro los jinetes deben acertar con una especie de puntero que llevan en la man Quienes compiten se dividen en dos grupos, más o menos en línea con los extremos del arco y a cierta distancia de éste.
A una señal parten alternativamente desde uno y otro grupo, de a uno.
Cada jinete pica su caballo por el estrecho corredor que deja libre el público y en la mitad del recorrido se para apenas en puntas de pie sobre los estribos y con el brazo en alto trata de ensartar y llevarse la sortija.
Es uno de los juegos más tradicionales del campo argentino, que aún mantiene su vigencia. Colocado un arco del que cuelga unasortija en cuyo centro los jinetes deben acertar con una especie de puntero que llevan en la man Quienes compiten se dividen en dos grupos, más o menos en línea con los extremos del arco y a cierta distancia de éste.
A una señal parten alternativamente desde uno y otro grupo, de a uno.
Cada jinete pica su caballo por el estrecho corredor que deja libre el público y en la mitad del recorrido se para apenas en puntas de pie sobre los estribos y con el brazo en alto trata de ensartar y llevarse la sortija.
SUPERSTICIONES POPULARES
Félix Molina Tellez, en su "El mito, la leyenda y el hombre - Usos y costumbres del folklore" nos habla de los Vegetales en la superstición popular:
Dicen que la higuera florece únicamente a medianoche de Navidad, con una sola flor blanca.
Para ahuyentar los duendes, hay que mostrarles una rama de ruda con excremento humano.
Para saber en qué dirección se encuentra la persona querida, se hace una caladura en la sandía. Se hace girar a ésta y según la dirección hacía que mire la caladura, allí está.
Cuando se crían hortensias en las casas, las solteras no encuentran novio.
La flor de magnolia trae mala suerte para los de la casa.
El banano y la higuera son plantas propicias para que los demonios se oculten. Por eso hay que hacer una cruz en el tronco de ambas plantas para que sus espíritus se vayan.
La flor de amambay, como, la de la higuera, también aparece en Viernes Santo y en
Nochebuena. La primera flor que se obtiene ese día de la planta servirá de amuleto para la buena suerte.
Preserva de todo peligro si se coloca debajo del colchón, un ajo macho atravesado por un alfiler.
Se cura el resfrío fuerte colocándose en el cuello un collar de tártago.
Un collar de marlos cura la angina.
Si el arroz se desparrama de casualidad, es indicio de buena suerte.
Ver pasto verde dará suerte.
Si los choclos, la zanahoria y otros vegetales se dan mellizos, morirá el jefe de la familia.
Planta que mucho florece o fructifica, traerá desgracias para sus propietarios.
No hay que cortar higos a la hora de mucho sol; la higuera se enoja y le hará salir ampollas al intruso.
Dios castigará al que arranque plantitas recién trasplantadas.
Félix Molina Tellez, en su "El mito, la leyenda y el hombre - Usos y costumbres del folklore" nos habla de los Vegetales en la superstición popular:
Dicen que la higuera florece únicamente a medianoche de Navidad, con una sola flor blanca.
Para ahuyentar los duendes, hay que mostrarles una rama de ruda con excremento humano.
Para saber en qué dirección se encuentra la persona querida, se hace una caladura en la sandía. Se hace girar a ésta y según la dirección hacía que mire la caladura, allí está.
Cuando se crían hortensias en las casas, las solteras no encuentran novio.
La flor de magnolia trae mala suerte para los de la casa.
El banano y la higuera son plantas propicias para que los demonios se oculten. Por eso hay que hacer una cruz en el tronco de ambas plantas para que sus espíritus se vayan.
La flor de amambay, como, la de la higuera, también aparece en Viernes Santo y en
Nochebuena. La primera flor que se obtiene ese día de la planta servirá de amuleto para la buena suerte.
Preserva de todo peligro si se coloca debajo del colchón, un ajo macho atravesado por un alfiler.
Se cura el resfrío fuerte colocándose en el cuello un collar de tártago.
Un collar de marlos cura la angina.
Si el arroz se desparrama de casualidad, es indicio de buena suerte.
Ver pasto verde dará suerte.
Si los choclos, la zanahoria y otros vegetales se dan mellizos, morirá el jefe de la familia.
Planta que mucho florece o fructifica, traerá desgracias para sus propietarios.
No hay que cortar higos a la hora de mucho sol; la higuera se enoja y le hará salir ampollas al intruso.
Dios castigará al que arranque plantitas recién trasplantadas.
La Caña Con Ruda
Entoda el área guaranítica, y allí donde esta cultura ha calado en su expansión,con actitud casi religiosa, se cumple el rito de beber “caña con ruda”,todos los 1º de agosto. El preparado, para combatir lo supuestos males que podríanvenir con este mes, se elabora días antes, y debe ingerirse como primeralimento del día. En la actualidad se ha “modernizado” en sus componentes.Del licor fabricado con chañar, algarroba, patay o tunas, se pasó a la caña(la más popular es la caña paraguaya) y el lugar de la “contrayerba”(mezcla de hierbas medicinales) ahora es ocupado por la ruda.
Segúncronistas de la conquista, en esta época del año (agosto) se producíangrandes lluvias, las que, agregando el frío estacional, provocabanenfermedades, algunas epidemiológicas. Muchas aldeas se diezmaban a causas delas pestes. Los nativos encontraron la forma de combatir los males. A través desus chamanes elaboraron el remedio consistente en mezclar hierbas con licores,del cual debía beberse un trago al comenzar la estación de las lluvias chaqueñas(hablamos del Chaco Gualamba).
Elencuentro de culturas, generó la predominancia de la conquistadora que cambiólos componentes, llegando a nuestros días tal como se la conoce. Aquel que nocompra caña en los comercios, mezcla agua potable con alcohol etílico enproporciones que varía según el gusto, le agrega hojas de ruda maceradas, y secolorea el compuesto con azúcar quemada. Más cerca en el tiempo, los“gringos” le agregan cáscara de naranja al quemar el azúcar. El preparado debe estacionarse varios días, para permitir la conjunción de las sustancias que componen el remedio.
La moderna medicina, aconseja vacunar a los ancianos y a las personas de bajas defensas, al llegar el invierno, para evitar la gripe. Es posible que se hayanoperado cambios climáticos importantes, que trasladaron en el tiempo, la práctica cultural.
Lamimaginería guaranítica le adosó virtudes a los componentes y al compuesto mismo. Desde afirmar que una ramita de ruda colocada debajo de la almohada del cónyugepoco cariñoso, cambia su actitud haciéndolo mimoso, hasta llevar una rama enla oreja para calmar los dolores menstruales. Algunos médicos antiguos han hablado de las virtudes de la ruda para calmar la fiebre producida por picaduras de avispas, hasta ser efectiva para demorar los efectos del veneno inyectado en una mordedura de víbora.
Sin dudas, esta inofensiva práctica, forma parte del folclore guaranítico fuertemente arraigado en el Chaco.
Entoda el área guaranítica, y allí donde esta cultura ha calado en su expansión,con actitud casi religiosa, se cumple el rito de beber “caña con ruda”,todos los 1º de agosto. El preparado, para combatir lo supuestos males que podríanvenir con este mes, se elabora días antes, y debe ingerirse como primeralimento del día. En la actualidad se ha “modernizado” en sus componentes.Del licor fabricado con chañar, algarroba, patay o tunas, se pasó a la caña(la más popular es la caña paraguaya) y el lugar de la “contrayerba”(mezcla de hierbas medicinales) ahora es ocupado por la ruda.
Segúncronistas de la conquista, en esta época del año (agosto) se producíangrandes lluvias, las que, agregando el frío estacional, provocabanenfermedades, algunas epidemiológicas. Muchas aldeas se diezmaban a causas delas pestes. Los nativos encontraron la forma de combatir los males. A través desus chamanes elaboraron el remedio consistente en mezclar hierbas con licores,del cual debía beberse un trago al comenzar la estación de las lluvias chaqueñas(hablamos del Chaco Gualamba).
Elencuentro de culturas, generó la predominancia de la conquistadora que cambiólos componentes, llegando a nuestros días tal como se la conoce. Aquel que nocompra caña en los comercios, mezcla agua potable con alcohol etílico enproporciones que varía según el gusto, le agrega hojas de ruda maceradas, y secolorea el compuesto con azúcar quemada. Más cerca en el tiempo, los“gringos” le agregan cáscara de naranja al quemar el azúcar. El preparado debe estacionarse varios días, para permitir la conjunción de las sustancias que componen el remedio.
La moderna medicina, aconseja vacunar a los ancianos y a las personas de bajas defensas, al llegar el invierno, para evitar la gripe. Es posible que se hayanoperado cambios climáticos importantes, que trasladaron en el tiempo, la práctica cultural.
Lamimaginería guaranítica le adosó virtudes a los componentes y al compuesto mismo. Desde afirmar que una ramita de ruda colocada debajo de la almohada del cónyugepoco cariñoso, cambia su actitud haciéndolo mimoso, hasta llevar una rama enla oreja para calmar los dolores menstruales. Algunos médicos antiguos han hablado de las virtudes de la ruda para calmar la fiebre producida por picaduras de avispas, hasta ser efectiva para demorar los efectos del veneno inyectado en una mordedura de víbora.
Sin dudas, esta inofensiva práctica, forma parte del folclore guaranítico fuertemente arraigado en el Chaco.
EL LENGUAJE DEL MATE
El mate
Esta infusión fue utilizada originariamente por los indios guaraníes, quienes utilizaban la yerba mate. Los Jesuitas, que se establecieron en la zona que hoy ocupa la provincia de Misiones, mejoraron su cultivo, por lo que allí se ubican los mejores yerbatales.
El recipiente en el que se ceba el mate, es el "mate", que puede ser el tradicional, hecho de calabaza curada, o un jarrito de loza o enlozado, o madera. La infusión se toma con bombilla, y se puede cebar dulce o amargo. El recipiente que contiene el agua para la cebadura es la pava, cuya agua se considera "a punto" unos grados anteriores a la ebullición. Si el agua hierve, no sirve para el mate. Esta costumbre es bien hogareña en Argentina, aunque se ha popularizado, y actualmente hay lugares en donde se usan termos, para trasladarse con el equipo de mate, para tomarlo en cualquier lugar u ocasión.
El mate es algo muy saludable
El mate es antioxidante por su composición de tanino vitamina C, selenio y clorofila. Estimula la actividad muscular y pulmonar. Regula los latidos del corazón.
Produce una sensación de bienestar, vigor y lucidez intelectual. Es digestivo y optimiza la absorción nutricional del organismo regulando en general todas sus funciones de similación.
Para prepararlo mejor...
Cargue el mate hasta las 3/4 partes.
Tape la boca del mate, vuélvalo boca abajo y agítelo enérgicamente.
Vuévalo suavemente a su posición normal, notará que la yerba fina se ubica en la superficie y la gruesa en el fondo.
De esta manera no se tapará la bombilla y logrará mayor rendimiento.
Mantenga la inclinación de la yerba hacia abajo.
Vierta agua un poco mas tibia (65º C) en el costado vacio, sinmojar l aparte superior de la yerba. Dejelo reposar de uno a dos minutos.
Coloque la bombilla inclinada.
Vierta el agua caliente (85º C) cerca de la bombilla.
Importante: No deje hervir el agua ni moje toda la yerba.
El lenguaje del mate
Mate amargo: indiferencia
Mate dulce: amistad
Mate con canela: me interesas
Mate con limón: quiero que vuelvas
Mate con leche: respetuosa amistad
Mate tapado: andá a tomar a otro lado
Mate muy caliente: así es mi amor por tí
Mate espumoso: amor correspondido
Mate con toronjil: estoy enojada contigo
Mate muy dulce: hablá con mis padres
Mate hirviendo: odio
Mate con miel: casamiento
Mate encimado: mala voluntad
Mate frío: desprecio
Mate cebado por la bombilla: antipatía
Mate con hoja de ombú: purgante
Mate con cedrón: digestivo
Mate con ruda: evita enfermedades
El mate
Esta infusión fue utilizada originariamente por los indios guaraníes, quienes utilizaban la yerba mate. Los Jesuitas, que se establecieron en la zona que hoy ocupa la provincia de Misiones, mejoraron su cultivo, por lo que allí se ubican los mejores yerbatales.
El recipiente en el que se ceba el mate, es el "mate", que puede ser el tradicional, hecho de calabaza curada, o un jarrito de loza o enlozado, o madera. La infusión se toma con bombilla, y se puede cebar dulce o amargo. El recipiente que contiene el agua para la cebadura es la pava, cuya agua se considera "a punto" unos grados anteriores a la ebullición. Si el agua hierve, no sirve para el mate. Esta costumbre es bien hogareña en Argentina, aunque se ha popularizado, y actualmente hay lugares en donde se usan termos, para trasladarse con el equipo de mate, para tomarlo en cualquier lugar u ocasión.
El mate es algo muy saludable
El mate es antioxidante por su composición de tanino vitamina C, selenio y clorofila. Estimula la actividad muscular y pulmonar. Regula los latidos del corazón.
Produce una sensación de bienestar, vigor y lucidez intelectual. Es digestivo y optimiza la absorción nutricional del organismo regulando en general todas sus funciones de similación.
Para prepararlo mejor...
Cargue el mate hasta las 3/4 partes.
Tape la boca del mate, vuélvalo boca abajo y agítelo enérgicamente.
Vuévalo suavemente a su posición normal, notará que la yerba fina se ubica en la superficie y la gruesa en el fondo.
De esta manera no se tapará la bombilla y logrará mayor rendimiento.
Mantenga la inclinación de la yerba hacia abajo.
Vierta agua un poco mas tibia (65º C) en el costado vacio, sinmojar l aparte superior de la yerba. Dejelo reposar de uno a dos minutos.
Coloque la bombilla inclinada.
Vierta el agua caliente (85º C) cerca de la bombilla.
Importante: No deje hervir el agua ni moje toda la yerba.
El lenguaje del mate
Mate amargo: indiferencia
Mate dulce: amistad
Mate con canela: me interesas
Mate con limón: quiero que vuelvas
Mate con leche: respetuosa amistad
Mate tapado: andá a tomar a otro lado
Mate muy caliente: así es mi amor por tí
Mate espumoso: amor correspondido
Mate con toronjil: estoy enojada contigo
Mate muy dulce: hablá con mis padres
Mate hirviendo: odio
Mate con miel: casamiento
Mate encimado: mala voluntad
Mate frío: desprecio
Mate cebado por la bombilla: antipatía
Mate con hoja de ombú: purgante
Mate con cedrón: digestivo
Mate con ruda: evita enfermedades
la Flor Nacional: El Ceibo
Pertenece a las familias de las leguminosas. Su nombre científico es Erythrina Cristagalli. Árbol bellísimo cuando está en floración, provisto de aguijones. Puede alcanzar los 20 metros de altura y uno de diámetro en el tronco.
El Tronco
El tallo es simple, leñosos; es un árbol cuyo tronco se ramifica a varios metros del suelo. Hay algunos que se ramifican desde la base, en este caso tienen el aspecto de arbustos.
La copa del árbol no es muy tupida. Durante el invierno la planta queda sin hojas y las ramas que nacen en primavera son verdes con hojas y flores.
La corteza del tronco y ramas viejas toman la tonalidad gris oscura. Esa corteza no es dura sino esponjosa y cubierta con abundante corcho. El tronco produce una madera muy blanda, y liviana de poca resistencia y color amarillenta.
La Hoja
Puede llegar a medir 30 cm. Su pecíolo es largo y su lámina está dividida en tres folíolos. Es una hoja compuesta.
La Flor
Florece en distintas épocas según la región, a comienzos de octubre, se ven ceibos florecidos en las provincias norteñas. Nacen agrupadas en las ramas verdes, es decir, las formadas en la temporada.
Nacen de a una en una, dos o tres en las axilas de las hojas y están unidas a las ramas por un pedúnculo floral.
Cuando varias flores nacen juntas, al conjunto se lo denomina inflorescencia. En el ceibo, las inflorescencias son de 2 o 3 flores, estos grupos suelen reunirse en los extremos de las ramas jóvenes formando "racimos" que llaman la atención por su color rojo carmín. Estos racimos se asemejan a la cresta de un gallo, razón por la cual el naturalista Carlos Linneo le dio el nombre de Erythrina crista-galli (Ery -tro = rojo, crista galli = cresta de gallo). El pimpollo está cubierto por pétalos sedosos.
El Fruto
Es una vaina larga y encorvada, seca, chata que tiene entre 10 y 20 cm. de largo aproximadamente y de 2 a 3,5 cm. de ancho donde se alojan 2 a 6 semillas. Estas son de forma arriñonada de color castaño oscuro.
El Agua, el Frío y el Fuego
El ceibo tiene raíces poco profundas porque viviendo en zonas húmedas no le es necesario extenderlas demasiado para obtener agua.
¿Cómo ha resuelto el ceibo el problema para llevar el agua a las partes aéreas de la planta? Desarrollando un sistema de vasos de conducción o vascular para tal fin, que distribuye el agua por todo el vegetal y el exceso se elimina por las hojas.
El corcho que rodea el tronco no permite la salida del agua.
Durante las intensas heladas queman las ramas nuevas y las hojas se caen. En las plantas pequeñas desaparecen todas las partes aéreas. La raíz permanece protegida por el suelo y en primavera vuelve a brotar.
El fuego también destruye la parte aérea del ceibo y al tiempo ésta vuelve a crecer. Sus raíces son de gran resistencia tanto a las heladas como al fuego.
Es una planta de crecimiento rápido pero de escasa longevidad por la naturaleza de su madera blanda. Se autoreproduce espontáneamente por semilla, pero para que esto ocurra, debe estar cerca de ríos o cursos de agua. También por gajos y acodos que deben realizarse preferentemente en invierno. Admite bien la poda profunda, despunte y deformación.
¿Cómo es aprovechado el ceibo por el hombre?
La mayor utilidad que presta es la de ser una planta ornamental por sus hermosas flores que lucen en los lugares principales de las grandes ciudades. En general no es explotado pero tiene algunas aplicaciones.
La corteza se usa en algunas provincias para curtir cueros y la madera. Como es sumamente liviana suele reemplazar al corcho en algunas manufacturas. Se usa también para fabricar colmenas y armazones de montura.
Los indios fabricaban balsas y, en algunos lugares, ruedas de carrito para transportar leña.
La corteza tiene aplicaciones medicinales porque posee algunos alcaloides. De todos modos se aconseja manejarse con prudencia en las aplicaciones con fines curativos y consultar previamente a un médico.
Pertenece a las familias de las leguminosas. Su nombre científico es Erythrina Cristagalli. Árbol bellísimo cuando está en floración, provisto de aguijones. Puede alcanzar los 20 metros de altura y uno de diámetro en el tronco.
El Tronco
El tallo es simple, leñosos; es un árbol cuyo tronco se ramifica a varios metros del suelo. Hay algunos que se ramifican desde la base, en este caso tienen el aspecto de arbustos.
La copa del árbol no es muy tupida. Durante el invierno la planta queda sin hojas y las ramas que nacen en primavera son verdes con hojas y flores.
La corteza del tronco y ramas viejas toman la tonalidad gris oscura. Esa corteza no es dura sino esponjosa y cubierta con abundante corcho. El tronco produce una madera muy blanda, y liviana de poca resistencia y color amarillenta.
La Hoja
Puede llegar a medir 30 cm. Su pecíolo es largo y su lámina está dividida en tres folíolos. Es una hoja compuesta.
La Flor
Florece en distintas épocas según la región, a comienzos de octubre, se ven ceibos florecidos en las provincias norteñas. Nacen agrupadas en las ramas verdes, es decir, las formadas en la temporada.
Nacen de a una en una, dos o tres en las axilas de las hojas y están unidas a las ramas por un pedúnculo floral.
Cuando varias flores nacen juntas, al conjunto se lo denomina inflorescencia. En el ceibo, las inflorescencias son de 2 o 3 flores, estos grupos suelen reunirse en los extremos de las ramas jóvenes formando "racimos" que llaman la atención por su color rojo carmín. Estos racimos se asemejan a la cresta de un gallo, razón por la cual el naturalista Carlos Linneo le dio el nombre de Erythrina crista-galli (Ery -tro = rojo, crista galli = cresta de gallo). El pimpollo está cubierto por pétalos sedosos.
El Fruto
Es una vaina larga y encorvada, seca, chata que tiene entre 10 y 20 cm. de largo aproximadamente y de 2 a 3,5 cm. de ancho donde se alojan 2 a 6 semillas. Estas son de forma arriñonada de color castaño oscuro.
El Agua, el Frío y el Fuego
El ceibo tiene raíces poco profundas porque viviendo en zonas húmedas no le es necesario extenderlas demasiado para obtener agua.
¿Cómo ha resuelto el ceibo el problema para llevar el agua a las partes aéreas de la planta? Desarrollando un sistema de vasos de conducción o vascular para tal fin, que distribuye el agua por todo el vegetal y el exceso se elimina por las hojas.
El corcho que rodea el tronco no permite la salida del agua.
Durante las intensas heladas queman las ramas nuevas y las hojas se caen. En las plantas pequeñas desaparecen todas las partes aéreas. La raíz permanece protegida por el suelo y en primavera vuelve a brotar.
El fuego también destruye la parte aérea del ceibo y al tiempo ésta vuelve a crecer. Sus raíces son de gran resistencia tanto a las heladas como al fuego.
Es una planta de crecimiento rápido pero de escasa longevidad por la naturaleza de su madera blanda. Se autoreproduce espontáneamente por semilla, pero para que esto ocurra, debe estar cerca de ríos o cursos de agua. También por gajos y acodos que deben realizarse preferentemente en invierno. Admite bien la poda profunda, despunte y deformación.
¿Cómo es aprovechado el ceibo por el hombre?
La mayor utilidad que presta es la de ser una planta ornamental por sus hermosas flores que lucen en los lugares principales de las grandes ciudades. En general no es explotado pero tiene algunas aplicaciones.
La corteza se usa en algunas provincias para curtir cueros y la madera. Como es sumamente liviana suele reemplazar al corcho en algunas manufacturas. Se usa también para fabricar colmenas y armazones de montura.
Los indios fabricaban balsas y, en algunos lugares, ruedas de carrito para transportar leña.
La corteza tiene aplicaciones medicinales porque posee algunos alcaloides. De todos modos se aconseja manejarse con prudencia en las aplicaciones con fines curativos y consultar previamente a un médico.
Parque Nacional de Iguazú
Iguazú:"Aguas Grandes" en guaraní.
Alvar Núnez vio que América era en verdad tierra de maravillas y descubrió las mayores cataratas de América del Sur: las Cataratas del Iguazú, que se ubica a 28 km de la desembocadura del río Iguazú, antes de la desembocadura en el Paraná. En el año 1986,la UNESCO amplió este patrimonio, agregando el Parque Nacional Iguazú Brasileño.
El Parque Nacional Iguazú está situado entre Argentina y Brasil, a menos de 5 km de la frontera con Paraguay, con una extensión de 47.000 ha en territorio argentino.
El río Iguazú presenta 275 saltos, y en el límite con Brasil se estrecha en la Garganta del Diablo, de 70 metros de largo y 150 de ancho.
Entre los más importantes saltos, se pueden citar Mitre, Rivadavia, Belgrano, San Martín,Tres Mosqueteros, Dos Hermanas y Bozzetti.
Lascaracterísticas del Iguazú se deben a una gran erupción volcánica ocurrida hace 120 millones de años, Dicha erupción modificó la superficie de la zona,provocando grandes desniveles de terreno; luego, la erosión producida por el viento y las aguas arrastró las areniscas que cubrían estos, dejando al descubierto una serie de saltos de excepcional belleza y altura.
EL caudal del Río Iguazú ensancha su curso enormemente y en seguida se precipita formando islotes y brazos, que originan los distintos saltos de agua.
El Ambiente
El verde de la vegetación y la roja tierra misionera enmarcan el espectáculo de las cataratas y muestran, además,la vida tropical del nordeste del país.
La flora parece encontrar aquí el lugar ideal para desarrollarse: árboles alternados con diferentes arbustos, lianas yepífitas, las cuales crecen adheridas a los troncos. Algunos ejemplosson: timbó, lapacho, palo de rosa, urunday, peteribi, cedromisionero, guatambú, muy estimados por su madera. También abundan las palmeraspindó junto a los saltos de agua.
LosEsteros del Iberá ("Agua Brillante" en guaraní) conforman una cuenca húmeda donde conviven numerosas especies. Este ecosistema presenta una magnífica biodiversidad en la fauna; se pueden apreciarlos loros, y los tucanes, los cuales dan un movimiento colorido con su brillante plumaje. Asimismo existen tortugas, monos, yacarés, ciervos de los pantanos,carpinchos (Capibara -el roedor más grande del mundo-), martín pescador (yotras casi 400 especies de aves), tapires, coatíes, chanchos del monte, corzuelas.
La Represa de Itaipú es una obra del hombre, que se comenzó a construir en 1975 y es una de las mayores del mundo, ubicada entre la frontera con Paraguay y Brasil, rodeada de una exuberante vegetación.
DEL LITORAL
* LAPACHO COLORADO (Tabebulia Impetigosa)
Hermoso árbol autóctono, la flor es de gran belleza a tal punto que varios países la han seleccionado como su flor nacional: El Salvador, Brasil, Venezuela y Paraguay y está designada como segunda flor nacional de la Argentina.
Crece en Santa Fe, Entre Ríos, Corrientes, Misiones, Chaco, Formosa y Tucumán.
Es fundamentalmente tónico, revitalizante y reconstituyente. Por su alto contenido en hierro se lo utiliza para la anemia.
Asimismo es un depurativo general por su acción diurética y antioxidante.
Se ha demostrado científicamente también:
Actividad antitumoral: como preventivo y como curativo.
Es antinflamatorio, lo que lo hace un excelente antirreumático.
Actividad antimicrobiana: actúa contra los gérmenes de la cándida, estafilococos, gram, etc. Se lo ha utilizado para curar gripes, infecciones urinarias, herpes y sífilis.
Es hipotensor:
Es anticoagulante:
ayuda a prevenir problemas cardiovasculares y cerebrales. En uso externo se usa para lavar heridas, llagas, quemaduras y golpes. Es un verdadero elixir de la larga vida. Se puede usar como preventivo o como curativo.
Preparación y uso
Uso interno: en cocimiento, dos o tres cucharadas de la corteza por taza de agua. Hervir durante 10 minutos.Tomar 3 tazas por día lejos de las comidas.
Uso externo: el mismo cocimiento pero con una cucharada más por taza.
* PASIONARIA O MBURUCUYÁ (Pasiflora Incarnata)
Es una trepadora que abunda en el litoral. Sus flores de pétalos blancos con el centro púrpura son bellas y originales. Sus negros estambres semejan clavos negros, motivo por el cual se la llamó flor de la pasión de Cristo.
Es uno de los mejores sedantes. Calma estados de ansiedad y agitación, tranquiliza suavemente. Actúa sobre la angustia y la depresión.
No se potencia con el alcohol, ni tampoco interfiere con las funciones intelectuales o de coordinación. Induce a un sueño normal por lo que la persona se despierta plenamente lúcida. No produce hábito o adicción.
Preparación y uso:
en infusión, una cucharadita de té colmada por taza de agua. Tomar hasta 4 tazas por día.
* LAPACHO COLORADO (Tabebulia Impetigosa)
Hermoso árbol autóctono, la flor es de gran belleza a tal punto que varios países la han seleccionado como su flor nacional: El Salvador, Brasil, Venezuela y Paraguay y está designada como segunda flor nacional de la Argentina.
Crece en Santa Fe, Entre Ríos, Corrientes, Misiones, Chaco, Formosa y Tucumán.
Es fundamentalmente tónico, revitalizante y reconstituyente. Por su alto contenido en hierro se lo utiliza para la anemia.
Asimismo es un depurativo general por su acción diurética y antioxidante.
Se ha demostrado científicamente también:
Actividad antitumoral: como preventivo y como curativo.
Es antinflamatorio, lo que lo hace un excelente antirreumático.
Actividad antimicrobiana: actúa contra los gérmenes de la cándida, estafilococos, gram, etc. Se lo ha utilizado para curar gripes, infecciones urinarias, herpes y sífilis.
Es hipotensor:
Es anticoagulante:
ayuda a prevenir problemas cardiovasculares y cerebrales. En uso externo se usa para lavar heridas, llagas, quemaduras y golpes. Es un verdadero elixir de la larga vida. Se puede usar como preventivo o como curativo.
Preparación y uso
Uso interno: en cocimiento, dos o tres cucharadas de la corteza por taza de agua. Hervir durante 10 minutos.Tomar 3 tazas por día lejos de las comidas.
Uso externo: el mismo cocimiento pero con una cucharada más por taza.
* PASIONARIA O MBURUCUYÁ (Pasiflora Incarnata)
Es una trepadora que abunda en el litoral. Sus flores de pétalos blancos con el centro púrpura son bellas y originales. Sus negros estambres semejan clavos negros, motivo por el cual se la llamó flor de la pasión de Cristo.
Es uno de los mejores sedantes. Calma estados de ansiedad y agitación, tranquiliza suavemente. Actúa sobre la angustia y la depresión.
No se potencia con el alcohol, ni tampoco interfiere con las funciones intelectuales o de coordinación. Induce a un sueño normal por lo que la persona se despierta plenamente lúcida. No produce hábito o adicción.
Preparación y uso:
en infusión, una cucharadita de té colmada por taza de agua. Tomar hasta 4 tazas por día.
Montero Ivalú - Vera Verónica - Yañez Romina - Expresivas II - IFDC Villa Regina (8336)